domingo, 27 de mayo de 2012

Pedir cambios

La gente pide cambios como si quisiera verlos, como si quisiera consumirlos, esperando que como otros productos otros los realicen. Hasta aquí ha llegado el papel pasivo y receptor de una sociedad que se alejó en demasiados puntos de las capacidades originales del ser humano y ahora se ahoga en las consecuencias de su vida en una formas y límites sociales diseñados por otros.

qué dirás sin la reyerta

y tú precioso
qué dirás sin la reyerta
que aflojaste el ojo y el labio
que aceptaste su mierda viable
que perdido el rencor quisiste ganar
un puesto en su tecnología

De futuro anterior

martes, 1 de mayo de 2012

De nada vale el 1º de mayo celebrado como fiesta santificada. Puesto como día en el calendario gubernamental para que se escuche menos la reflexión subversiva que tanto necesitamos los que queremos vivir en libertad.

La jornada laboral de 8 horas que se pedía en aquel 1886 no apuntaba a lo que hoy los estados reconocen como derechos. Tampoco a lo que reconocen como libertades. Ni siquiera a lo que son hoy los servicios públicos del estado del bienestar. En aquella época, en aquella segunda mitad del XIX y aquella primera del XX, no ya sólo la reivindicación sino la lucha estaba en que fuera imposible que existieran ricos y pobres. Era contra el capitalismo.

Sin embargo, estos días se sale en defensa de la sanidad publica, en defensa de la educación pública, contra el paro, por la dación en pago, y en defensa de esa extraña noción oracular y ambigua de los derechos ciudadanos. De ahí que esté institucionalizada, que este 1 de mayo sea fiesta, porque no se ataca al capitalismo. Más al contrario, sirve para ejemplarizar una forma de lucha pacífica, demonizando por virtud de nuestra filosofía occidental idealista y polarizadora otros tipos de lucha, categorizados directamente como violentos. Es decir, que sirve para decir quien es el buen ciudadano, el manso, y quién es el mal ciudadano, el peligroso.

En estos días, el buen ciudadano difícilmente pensará que es el sistema de propiedad privada el que limita su capacidad de lucha y transformación hacia una sociedad justa, no gritará "abajo la propiedad privada". Dado que existe esa enunciación oracular de los derechos del hombre, el buen ciudadano buscará la mejora de sus condiciones a través de la justicia y la legislación sin cuestionarse cual es el origen de las leyes y cuál es su función. Así, tampoco gritará "abajo el imperio de la ley". De la misma forma, cuando su gobierno legítimo, legítimo por ley, tome medidas que no quieren, no dirá "fuera los sistemas de gobierno por representación". Es más, cuando las fuerzas policiales repriman, pocos pensarán en si en realidad es necesaria la existencia de la policía, no llegará su concepto de dignidad a eso.

Por virtud del buen ejemplo, por ser la fiesta santificada y por la presión social del buen ciudadano la lucha estará falseada. Tan falseado como aquel de clase trabajadora que se autodefine como clase media. Maldito sea el 1 de mayo mientras el trabajador reflexione sobre sí mismo según el sistema de creencias de una clase que no es la suya.

Aún así, esto cambiará. Habrá cada vez más gente que piense que una revolución no es salir de paseo masivamente por las calles con las manos alzadas. Aunque sea porque su propio instinto sea el que se lo diga cansado ya y humillado de jugar al juego de otros, aunque sea como animal que se revuelve.